Me
encantan las fotos, amo las fotos. Expertas en congelar momentos, en detener
instantes, en capturar todo. Es una sensación muy extraña coger una foto
significativa para ti, o que ha significado algo, después de mucho tiempo, o
después de muchos acontecimientos. Lo odioso y a la vez precioso de las fotos
es que te recuerdan todo. Tanto la ropa que llevabas, si sonreías o no, si eras
feliz, donde te encontrabas, con quién... a veces, y solo a veces, te fijas
hasta en los más pequeños e insignificantes detalles de ella. Cuando cierras
los ojos, visualizas lo que ocurrió, como lograste realizarla... Las fotografías
son las únicas que no cambian, que deciden quedarse con la imagen que
proyectan, que graban aquel momento y lo reservan, ajenas a que aquella persona
lo haya olvidado todo... En las fotos no se capta el perfume que llevaba, pero
sí la sonrisa que se le formaba cuando lo olía. No se capta la canción que en
esos instantes se escuchaba, pero sí aparece el móvil en un segundo plano donde
se ve claramente el título. Obvio una foto no puede transmitir sentimientos,
pero sí reflejarlos. Es curioso, ¿no? Por eso me gustan tanto, por eso las
hago. Tengo miedo de que se pierda de repente todo, que aquella persona que te
quería tanto ni te hable, que todo parezca un producto de tu imaginación...
Pero claro, entonces sin querer ves esas fotos, y sonríes y no sonríes, y la
miras y la quieres borrar, pero no puedes. ¿Por qué no la puedes borrar? Porque
sería olvidar definitivamente algo demasiado inolvidable. Y aunque tú lo tengas
olvidado, aunque llegue un punto en el que no me importes lo más mínimo, ya que
tú tampoco, seguiré sintiendo lo mismo cuando mire a dicha fotografía, ya que
dadas las circunstancias ella no ha cambiado nada, y tú sí.
"Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos... Esa persona con la que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos... Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella...
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo... Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando. Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más... Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estábais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza.
Os libraréis de él o de ella, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma) pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias..."
Paulo Coelho.