Pero no un silencio de esos incómodos, en los que no sabes que decir o qué hacer. No. Yo te estoy hablando de un silencio en el que intentas congelar el tiempo, y sientes ese pequeño revoloteo en el estomago que te hace sonreír tímidamente. Un silencio que solo puedes pasar con esa persona. Hablo de un silencio bonito, en el que parece que las palabras simplemente sobran, dejan de ser necesarias porque ya se sabe todo, no hace falta decir nada, y lo único que puede romper este silencio tan mágico es un...
-Te quiero.
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